24 de julio de 2015

La evolución de la vida en el cosmos






Según el paradigma científico oficial, solamente existen seres vivos en nuestro planeta, la Tierra. Hoy por hoy, no se ha demostrado que haya vida más allá…
Pero los ufólogos y cada vez más científicos “heterodoxos” piensan lo contrario. Hay muchos indicios de la existencia de seres inteligentes no humanos que nos han visitado y nos visitan en la actualidad: Monumentos antiguos (pirámides y otros megalitos), testimonios religiosos, petroglifos, pinturas rupestres y no rupestres, esculturas, leyendas orales y escritas, testimonios de tribus primitivas, avistamientos, testigos, abducciones, informes militares desclasificados, círculos de cosechas, objetos fuera de tiempo y lugar….


 Este aluvión de “pruebas” es negado por la ciencia ortodoxa bien por ignorancia, ya que los científicos no se han molestado en documentarse debidamente, bien por otros motivos, como la negación del fenómeno OVNI, ordenada por los gobiernos dirigentes.


Pero si abrimos nuestra mente, no hacemos caso de la manipulada versión oficial sobre estos temas y nos documentamos adecuadamente (libros y revistas especializadas, internet) nos damos cuenta de que la realidad de la vida en el cosmos puede ser muy diferente.


Nos percatamos que este universo es bioamigable: Sería improbable que, dada la inmensidad del universo, nuestro planeta fuera el único apto para la vida. Sería algo absurdo y pretencioso. Cada vez se descubren más planetas y entre estos, más semejantes al nuestro.






Y no vale decir que, aunque existan civilizaciones extraterrestres inteligentes no pueden llegar hasta nosotros por las inmensas distancias del cosmos. Existen, por ejemplo, los portales estelares, los agujeros de gusano, el teletransporte, el manejo del espacio-tiempo …. Otra cosa es que nuestra civilización no haya llegado todavía a dominar tales tecnologías ¿o sí?


Como ya he escrito en otras ocasiones, los seres inteligentes no humanos pueden ser de diversa naturaleza. Pueden ser físicos y materiales o no materiales (de otras densidades diferentes de nuestra tercera densidad física). Y a su vez pueden ser terrestres, intraterrestres y extraterrestres. Es decir, puede que una de estas entidades conviva con nosotros y no la percibamos al no ser material, bien sea extraterrestre o terrestre. Serían los espíritus, por ejemplo. Hay que tener en cuenta que pueden existir mas realidades que nuestra realidad material, solapadas o no a esta. Muchos investigadores de estos temas lo afirman y la física cuántica lo apoya. 


Pero, aunque descartemos las densidades no materiales, los seres materiales inteligentes no se restringen a nuestro planeta. Y los demás planetas que contienen seres vivos están sujetos a procesos evolutivos semejantes a los que tienen lugar en la Tierra, es decir, procesos en los que se contempla el neodarwinismo, con mutaciones génicas, cromosómicas y genómicas, la endosimbiosis, la evolución saltatoria, etc.


Lo que ocurre es que como cada planeta no se puede considerar aislado de los demás sino que interacciona con todo lo que existe en el universo, los procesos evolutivos tampoco se producen de forma aislada en cada planeta sino que pueden interactuar. 

Por ejemplo, es posible la siembra de vida por “procesos naturales” (virus y bacterias en meteoritos y cometas) así como por “procesos artificiales” (a través de seres inteligentes extraterrestres). El ADN no tiene por qué ser exclusivo de nuestro planeta. Es muy posible que sea una molécula universal que puede “viajar” de planeta en planeta, bien a través de virus y bacterias, bien con o dentro de portadores inteligentes.


Es decir, la evolución de los seres vivos y de la especie humana en la Tierra puede haber sido más “compleja” de lo que los científicos ortodoxos creen: El ADN extraterrestre puede haber contribuido en mayor o menor medida en la evolución de la vida en la Tierra; incluso el ADN en nuestro planeta puede haber sido de procedencia extraterrestre (siembra extraterrestre).


Y, yendo más lejos, determinados seres vivos terrestres puede que no sean tan terrestres sino traídos a nuestro planeta en naves espaciales y una vez aquí, se han adaptado y han evolucionado en la Tierra.

Y como consecuencia de las siembras y visitas extraterrestres, puede que el intercambio de genes y las hibridaciones interplanetarias sean bastante frecuentes.  De hecho, muchos investigadores y testigos alertan de hibridaciones entre humanos y extraterrestres, que no sería novedoso ya que los textos sagrados como la Biblia, ya indican estos hechos. Es el caso de los "ángeles caidos" que tomaron a las hijas de los hombres...


Además, en lo que respecta a nuestra especie, puede que hayamos sido “creados” por manipulación genética y tengamos genes de dioses extraterrestres (¿Anunnakis, otros?) o que incluso procedamos de otros lugares del universo, ya que, según piensan determinados estudiosos de estos temas, los seres bípedos humanoides no tienen por qué ser exclusivos de nuestra Tierra.








La convergencia evolutiva predice vida similar a la terrestre en otros planetas


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