23 de marzo de 2014

Teovnilogía




Me refiero al título del libro de Salvador Freixedo, cuyo subtítulo es “El origen del mal en el mundo”. 

Teovinología, como su nombre indica, trata de la conexión entre los Dioses y los OVNIS. No es una idea nueva pero el escritor, ex jesuita y dedicado al estudio de los OVNIS durante más de 60 años (actualmente tiene 90), lo trata de una forma clara, directa y completa, es decir, se nota que ha leído e investigado mucho sobre el tema y no se olvida de nada relacionado con este misterioso asunto. Este libro es como un resumen profundo de toda su investigación, y es de admirar, que teniendo 88 años cuando lo escribió, conservase una mente tan lúcida.


No es la única persona a la que se le ha ocurrido esta fantástica conexión dioses-“extraterrestres”. A otros ufólogos – ovnílogos, sería un nombre más correcto en español – ( Juan José Benítez, David Icke, David Parcerisa, David Cangá) ya se les ha ocurrido, pero tratan el tema más parcialmente. 

Yo, modestia aparte, ya tuve en la cabeza hace años esta idea, aunque no llegué a las tremendas conclusiones que Freixedo manifiesta en este importante texto. No hay más que leer la Biblia sin prejuicios para darse cuenta de la mencionada conexión, sobre todo en los cinco primeros libros (Pentateuco) del Antiguo Testamento, donde se nos muestra a un dios Yahvé un tanto caprichoso, iracundo y castigador, recordando a ciertos extraterrestres “malos” de la actualidad como los reptilianos. Por otro lado, la primera frase del Padrenuestro (oración enseñada por Jesucristo) nos adentra en este asunto: “Padre nuestro que estás en los cielos”…

Los cielos son los lugares por donde vuelan las aves y los aviones, en donde se encuentran las nubes, las estrellas y… los OVNIS. El que quiera entender, que entienda…. En otro aspecto, los ángeles del Señor, me recuerdan sospechosamente – con sus alas y sus mediaciones – a alienígenas enviados por otros de mayor jerarquía, es decir, sus jefes. 

Y saliendo de la religión judeo-cristiana, es decir Antiguo y Nuevo Testamento, nos encontramos con que en las demás religiones, sus dioses también han venido, en su mayoría, del cielo y tienen comportamientos parecidos. No obstante, también se puede explicar el fenómeno religioso en la humanidad desde otros puntos de vista más “terrestres” (Ver mi entrada en este blog “Las religiones”).



En este libro, Freixedo, contempla sobre todo los dioses de la religión judeo-cristiana (no olvidemos que ha sido jesuita), pero sus aseveraciones también son válidas para otras religiones, como el indica. Compara estos dioses con los “extraterrestres” pero al hablar de estos lo hace desde una visión amplia, llamándolos entidades extrahumanas inteligentes, queriendo decir con esto que son seres inteligentes, mucho más inteligentes y avanzados que nosotros, no humanos y que no tienen que provenir necesariamente de otros planetas: algunos de éllos pueden haberse instalado en la Tierra antes que apareciera la humanidad sobre el planeta. Además muchas de estas entidades pueden ser interdimensionales, ya que han llegado a un grado tal de evolución que dominan el espacio, el tiempo y la materia, pudiendo hacerse invisibles a nuestros sentidos a voluntad. El autor parte de la premisa de que el Cosmos puede ser un “hervidero de vida”, mucha de la cual puede ser inteligente…. Es decir, el hombre no es el rey de nuestro planeta y mucho menos de nuestro Universo. 

Estas entidades inteligentes extrahumanas pueden venir de muchas procedencias, ser de muchos tipos y con respecto a nosotros, sus intenciones también pueden ser muy variadas. Respecto a éstas últimas pueden ser favorables (entidades buenas), desfavorables (entidades malas) o indiferentes. Los primeros, desde un punto de vista religioso, serían los dioses (no todos) y los ángeles (tampoco todos) y los segundos serían los demonios. Las buenas intenciones se referirían a una ayuda en nuestra evolución espiritual o en la conservación de nuestro planeta (a éllos también les puede interesar este último hecho). Las malas intenciones irían encaminadas a nuestra destrucción (nos odian) o a obtener de nosotros, de forma parasitaria, alimento material (sangre y carne – los sacrificios-) o energética (ondas energéticas que se desprenden de nuestras emociones como miedo, dolor, angustia, terror, etc) Si consideramos las razas alienígenas a este respecto, los candidatos a aliens negativos más claros son la mayor parte de los reptilianos que han sido enemigos ancestrales de los humanos desde que prácticamente, aparecieron ambas razas en nuestro universo. 

A propósito de lo que acabo de decir, es interesante conocer las cuatro razas primigenias del Universo, que han sido reveladas por determinadas entidades cósmicas a bastantes contactados (entre otros a Alex Collier).




Salvador Freixedo, expone el dominio y control de nuestro planeta en lo que a la humanidad se refiere, y con esto coincide con bastantes ovnílogos, por parte de razas reptilianas que equivaldrían a Satanás  y a sus demonios, seres de la oscuridad, en contraposición a la ayuda que nos prestan, aunque de forma más tímida entidades “buenas”, seres de la luz, entre ellas Jesucristo. Parece ser que dichas entidades tienen que seguir una regla cósmica, que los “malos” se la saltan: Es la de no interferir en los asuntos de una raza en evolución – como la humana -  de su planeta y dejar elegir a la susodicha raza su camino según su libre albedrío. Por eso Jesucristo se encarnó para interactuar más de cerca en la humanidad de la época y enseñarles su doctrina beneficiosa de ayuda, basada en el amor.


Para explicar con más detalle el control reptiliano de la humanidad, el escritor acude a las llamadas teorías conspiranoicas por las personas que no creen en todo esto, es decir el control en la sombra de estas entidades malignas a través de élites sicarias familiares muy poderosas, como los Iluminati, formadas por banqueros, empresarios y mandatarios ocultos en una siniestra pirámide de poder oculto y cuales son sus estrategias de dominación de las masas humanas.


Para concluir esta breve reseña del libro, que por supuesto, recomiendo su lectura, indicaré que cuando hablo con mi hijo de estos temas, el me dice que muchos “creyentes” de la actualidad sustituyen a las religiones por los OVNIS, es decir los OVNIS han sustituido en muchos casos a las religiones…. Es que, yo pienso, como Salvador Freixedo, que ambas cosas son lo mismo.

4 de marzo de 2014

Origen del hombre según la ciencia actual





La especie humana pertenece al orden Primates, familia Homínidos. Se caracteriza, además de tener la mano prensil y la visión estereoscópica y cara achatada, como otros primates, por la postura erecta, carecer de cola, el abandono de la vida arborícola y sobre todo por el uso de herramientas, su cerebro extraordinariamente grande y su gran inteligencia.

Hace unos 8 millones de años, movimientos ascendentes del material del manto terrestre provocaron una rotura en África oriental iniciándose el actual “rift” continental, enorme brecha tectónica que separa la franja este de África, al sur de Etiopía, del resto. Este fenómeno alteró el clima ecuatorial de esta franja este que pasó a tener un clima monzónico, con estaciones secas, y la selva se convirtió pronto en una sabana abierta. Los primates, antecesores del hombre, de esta zona tuvieron que adaptarse a un ambiente totalmente nuevo. De este modo aparecieron los homínidos sobre nuestro planeta.
Un proceso tectónico → Un cambio ambiental (selva a sabana)  → Presión de selección sobre antecesores primates → homínidos

            A partir de este hecho, la evolución de los homínidos se pone en marcha. Esta evolución la conocemos, cada vez con más detalle, debido a los fósiles de humanos que se han encontrado y que van apareciendo  a medida que transcurren los años y que nos permiten establecer un esquema filogenético cada vez más completo, aunque con muchos interrogantes todavía.

            Hay algunos registros fósiles muy antiguos que son dudosos: pueden estar en la base de los homínidos pero también pueden ser primates antropomorfos muy afines a aquellos: me refiero al cráneo de Toumaï (Sahelanthropus), del Chad, de hace 7-6 m.a., el hombre original (Orrorin), de Kenia de hace 6 m.a. y a Ardipithecus ramidus, de unos 5 m.a., de Etiopía. Estas especies eran todavía arborícolas, aunque en algunas ya se apuntaba el bipedismo.

            A partir de las especies incluidas en el género Australopithecus  ya se puede hablar propiamente de especies homínidas. Se han encontrado restos diversos del esqueleto y dientes que se han incluido en varias especies; las mas representativas son: A. anamensis (4 m.a., Kenya), A. afarensis (3,5 m.a., Etiopía y Tanzania), la conocida “Lucy”, A. africanus (3-2,5 m.a., Sudáfrica), el primer hallado, y los “parantropos” o australopitecinos robustos que vivieron hasta pasados los 2 m.a. y se extendieron por África del sur desde África oriental.
Vemos que los australopitecinos se expandieron por buena parte del territorio africano pero  todavía no dieron el paso de salir de este continente. Aunque caminaban algo inclinados, habían alcanzado ya el bipedismo, liberando así la mano. Su cráneo, con un aspecto todavía tosco y parecido al de los simios, presentaba sin embargo una serie de rasgos que nos hacen pensar que tales seres se hallaban en el camino de la hominización. Así, aunque la capacidad craneana oscilaba entre 435 y 600 c.c., muy alejada todavía de la humana, presentaban una región frontal bastante desarrollada, un toro supraorbital (engrosamiento del hueso frontal encima de las órbitas de los ojos, que forma una especie de visera sobre éstos) prominente, aunque menor que en los Póngidos (gorilas, chimpancés y orangutanes) y un prognatismo muy acusado (inclinación hacia delante de la mandíbula inferior en relación con el frontal), pero con el maxilar con tendencia a alargarse mas hacia abajo que hacia delante, carácter que les va separando también de los Póngidos. El arco dentario es aún imperfectamente parabólico, pero existe una clara reducción de los caninos, de tal manera que el aparato dental se parece ya bastante al humano. Pese a todo, mantienen un notorio aspecto de simio que se ve reforzado por una robusta musculatura del cuello y de la cara. Aunque podrían tener una cierta habilidad manual no se ha demostrado que fuesen los autores de la industria de guijarros (pebble culture), actualmente asociada al H.habilis.

Hace unos 2 m.a. en el valle del rift africano (África oriental) coexistieron hasta cuatro especies diferentes de homínidos, un parantropo y tres primitivas especies del género Homo: H. rudolfensis, H. habilis y H. ergaster, en un alarde de diversidad evolutiva simultanea en los homínidos.

Las características del género Homo con respecto a los australopitecinos son:
El género Homo, presenta marcadas diferencias con el género Australopithecus y presenta un proceso de hominización más acentuado. La estructura de la pelvis y la forma del fémur indican que ya tenían una postura erecta buena y eran bípedos. Las extremidades superiores son ya más cortas que las inferiores. La mano, no solamente es prensora, sino que debido al gran desarrollo del pulgar y a su oponibilidad a los otros dedos puede realizar movimientos de cierta precisión. La capacidad craneana es variable y va desde unos 600 c.c. en las formas más primitivas a más de 1400 c.c. en las más evolucionadas. La forma del cráneo es también más humanoide: se reduce el prognatismo y los toros supraorbitarios. El arco dentario es parabólico y los molares en general más pequeños. Es un g. cosmopolita y dentro de él se han establecido varias especies que representan varias etapas evolutivas. Debió surgir en  África hace unos 2,5 m.a.

H.habilis.- Es el representante más antiguo del género, junto al H.rudolfensis. Se le atribuye una antigüedad entre 2.500.000-1.500.000 años. Se ha encontrado en Olduway (Africa) y se piensa debió convivir con los últimos australopitecinos y que fue el responsable de la industria de guijarros y de la industria de utilización de huesos, dientes y cuernos de mamíferos. Presenta menor robustez de la mandíbula, mayor capacidad craneal (unos 680 c.c.) y distinta dentición que los australopitecinos, así como un bipedismo más conseguido. Debió alimentarse de frutas y ocasionalmente, de carroña.

H.ergaster.- También africano, apareció a partir probablemente, de poblaciones de H. habilis, hace unos 2 m.a. Parece ser que originó la línea evolutiva que condujo al H.erectus. Fue el primer homínido capaz de recorrer erguido largas distancias. Era un auténtico cazador y es probable que inventara armas para abatir todo tipo de presas, lo que le permitiría vivir lejos de la selva; además quizá fuese el primer homínido con una considerable reducción del pelo en el cuerpo (el desarrollo en el hombre de las glándulas sudoríparas va parejo de la gradual desaparición del pelo). Una característica notable de esta especie es que originó la línea evolutiva de la que surgieron los primeros homínidos que salieron de África y se adentraron en Eurasia.

Hace 1,8 m.a  los primeros H. erectus aparecen en China y en Java. A lo largo de un millón de años nuestros antepasados llegaron a todos los continentes del Viejo Mundo, quizá en busca de nuevas fuentes de alimento. El H.erectus vivió hace 1.800.000-40.000 años (nótese su longevidad) y su distribución es fundamentalmente asiática (Pithecantropus - hombre de Java, Sinantropus - hombre de Pekín, fueron nombres que les dieron sus descubridores) Su esqueleto mantenía una posición vertical perfecta. Su capacidad craneana oscilaba entre 800 y 1100 c.c. Era ya un hombre inteligente, parecido a nosotros, que descubrió el fuego y tenía una industria lítica avanzada, consistente en grandes piezas bifaciales (hachas, rascadores, hendidores, etc). Fue el primer cazador organizado y por lo tanto el primer homínido carnívoro.

Los restos europeos más antiguos de un descendiente del H. ergaster son los de H. antecessor (800 mil años. Atapuerca, Burgos). Fabricaba instrumentos toscos y era caníbal, quizá ocasional. Su capacidad craneana se estima en algo más de 1000 cc.

Actualmente hay dos hipótesis para explicar las migraciones humanas por Eurasia, a partir del H. ergaster: La multirregional y la africana. La primera indica que los descendientes del H. ergaster se extendieron por todo el Viejo Mundo hace aproximadamente un millón de años, pero adquiriendo características regionales que darían lugar a las razas del hombre moderno, el H. sapiens. La hipótesis africana propone, que si bien H. ergaster colonizó toda Eurasia y África, fue en África donde evolucionó a H. sapiens, que luego, en una segunda oleada migratoria, hace algo más de cien mil años, se extendió por Eurasia.

Algo posterior  es H. heidelbergensis, del Viejo Mundo (500 – 150 mil años) Se ha encontrado, por ejemplo, en Alemania (mandíbula de Mauer) y en Atapuerca (Burgos). De gran capacidad craneal (casi como la nuestra) pero de cráneo más robusto.

De esta especie, parece ser que derivó H. neanderthalensis, el hombre de Neandertal, rama de homínidos desaparecida. Su cráneo era bastante alargado, con toros supraorbitarios bastante marcados. Tenía una capacidad craneana de unos 1400 c.c. Su cuerpo era rechoncho, de poca altura (1,5 m.) y sus piernas eran más bien cortas. Vivieron en Europa y en Oriente próximo en condiciones climáticas más bien duras (periodos glaciares), entre 150.000 y 30.000 años. Se adaptaron al clima glaciar, viviendo en cuevas y eran cazadores, utilizando lanzas de madera y bolas de piedra más utensilios de piedra tallada. Enterraban a sus muertos e inventaron los vestidos para sobrevivir a las épocas glaciares.

La última especie de homínidos, hasta la fecha es el H. sapiens, donde nos incluimos. Se encuentra fósil a partir del último periodo glaciar, a partir de 40.000 años. Se incluye el hombre de Cro-Magnon. Estos eran individuos esbeltos, de estatura elevada, musculosos y con capacidad craneana semejante a la nuestra (unos 1400 c.c.) Tenían una gran reducción facial, con una cara ancha y alta y de prominente mentón. Usaban utensilios más perfeccionados y trabajaban el hueso, confeccionaban ropas cosiendo pieles y construían tiendas y chozas. Eran expertos cazadores pero todavía no eran agricultores ni ganaderos. Son los responsables de las pinturas rupestres. A partir de estos hombres ya surgieron los hombres modernos, que eran ganaderos y agricultores (Neolítico). Coexistieron con los neandertales durante algunos miles de años y no se tiene claro que el H. sapiens provocara directamente la extinción de los anteriores; el hecho es que, ésta ocurrió, quizá por competencia con los hombres modernos.

¿Cuáles fueron las causas que indujeron la rápida evolución de los homínidos? Estos, en poco más de 4 m.a. pasaron de peludos primates a hombres modernos como nosotros. Es probable que hallan sido varias: La fundamental, quizá sea la adquisición de la postura erecta, el bipedismo, la cual, posiblemente desencadenó algunas otras: liberación de las manos y fabricación de herramientas, aumento de la capacidad craneana y de la masa encefálica, aparición del lenguaje, paso a una dieta omnívora….
En este aspecto, la postura bípeda, debió ser estimulada por el cambio climático que transformó la selva en sabana. En la sabana, la postura bípeda es una forma más eficiente de recoger el alimento y además el animal humano se alza más sobre la hierba y puede ver mejor a sus enemigos, aparte de que el bipedismo soporta mejor la insolación, por ejemplo.
Una vez más, en este caso en la evolución de los homínidos, ha sido un evento geológico, la apertura de un rift tectónico en la franja oriental africana, (el motor térmico terrestre, de nuevo en acción) el que a cambiado la orografía de la superficie terrestre, el clima y de esta forma ha catalizado el paso  evolutivo del mono al hombre.